El pasado 20 de marzo, la comunidad salesiana dio un paso más en su misión de transformar vidas a través de la educación y la solidaridad. En un gesto profundamente cristiano, fueron entregados 12 equipos de cómputo a la sede Guayabal Fátima de la Institución Educativa Agropecuaria Escobal, en el municipio de Ramiriquí. Esta donación representa un compromiso con la formación integral de los estudiantes y con la construcción de un futuro más digno y esperanzador para las comunidades educativas rurales.
Inspirados por el legado de Don Bosco y su pedagogía del amor, esta acción reafirma que la proyección social no es solo un componente más, sino un pilar esencial dentro de la misión salesiana. Como obra confiada a María Auxiliadora, estamos llamados a ser signos de esperanza viva, actuando con el corazón y llevando el Evangelio a través de obras concretas que respondan a las verdaderas necesidades de nuestros hermanos más pequeños. Con alegría, esta entrega se convierte en semilla de oportunidades, de sueños y de caminos nuevos para quienes más lo necesitan.
Esta acción solidaria trasciende el plano material: es expresión de una fe que se hace servicio, siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano y las palabras del Señor: "Lo que hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis" (Mt 25,40). En cada uno de estos estudiantes hay una historia por escribir, un talento por descubrir, una vocación por abrazar. Que estos equipos sean instrumentos que les permitan crecer en sabiduría, servir a sus comunidades y encontrar, a través del estudio, una respuesta concreta al llamado de Dios. Como nos recordaba Don Bosco, “la educación es cosa del corazón”, y hoy, ese corazón salesiano sigue latiendo con fuerza en Ramiriquí.