El mes de mayo fue una auténtica fiesta en la Casa Salesiana de Bucaramanga, donde la comunidad educativa vivió con entusiasmo y espíritu salesiano cada jornada dedicada a María Auxiliadora. Conmemoramos no solo la figura maternal de la Virgen, sino también nuestro sentido de pertenencia al carisma de Don Bosco, fortaleciendo la fe, la fraternidad y el compromiso educativo que nos caracteriza.

Durante todo el mes, los patios se llenaron de música, risas, oración y actividades que reafirmaron el estilo educativo salesiano. Una de las expresiones más significativas fue la realización diaria de los alferazgos, espacios en los que se rindió homenaje a las diferentes casas salesianas de Colombia. A través de reseñas históricas, datos curiosos y presentaciones llenas de creatividad, los estudiantes descubrieron la riqueza y el impacto de la obra de Don Bosco en el país. Cada jornada cerraba con la Novena de Confianza a María Auxiliadora, un momento profundo de oración donde la comunidad se unió bajo el manto protector de la Virgen.

El clímax de este mes mariano se vivió el 23 de mayo, día central de la Fiesta de María Auxiliadora. La jornada inició con una emotiva Eucaristía, presidida por los padres Óscar Olano y Freddy Calderón, quienes invitaron a los presentes a confiar plenamente en María como guía segura en el camino de la vida. Posteriormente, los patios se transformaron en una verdadera celebración con el tradicional Bazar Mariano, un espacio donde la alegría se hizo palpable en cada rincón.

El Movimiento Juvenil Salesiano (MJS) jugó un papel protagónico al animar juegos y actividades que involucraron a toda la comunidad. Los estudiantes, entusiastas, participaron en las dinámicas para ganar "salesios", una moneda simbólica que podían canjear en los diferentes puestos gastronómicos preparados con esmero. Fue un verdadero festival de colores, sabores y sonrisas que reflejaron el espíritu de familia y la identidad salesiana.

Mayo fue, sin duda, un mes para recordar. Un tiempo de crecimiento espiritual, encuentro comunitario y renovación de la misión salesiana. En cada canción, oración y actividad se sintió viva la presencia de María, quien nos sigue acompañando como madre, maestra y guía.